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los miedos son una respuesta natural y evolutiva que cumple una función importante en la protección y supervivencia. Por eso los miedos evolucionan a lo largo del desarrollo infantil. Desde el temor a la separación en los bebés hasta los temores sociales en los pre-adolescentes y adolescentes. Como padres, es fundamental abordar estos miedos de manera comprensiva y empática, evitando el juicio y brindando apoyo. Hay actitudes y estrategias que nos pueden facilitar el acompañamiento de nuestros hijos.
Actitudes para ayudar a tu hija/o a gestionar sus miedos
1. Evita juzgarlo por tener miedo
Tu peque ya lo pasa mal sufriendo el miedo para además sentir que no sé le comprende, se le tacha de “miedica o cobarde” o se le ridiculiza por ello. Tener esta actitud hará que se avergüence, se calle y prolongue su sufrimiento. Por eso no hay que caer en la comparación ni el castigo. Lo que necesita tu hijo/a es poder expresarlo con libertad y sentirse acompañado para encontrar juntos la manera de vencerlo.
2. Muestra comprensión y apoyo
Identificar el miedo y normalizar la situación ayudará a qué tu hijo se sienta acompañado y pueda gestionarlo con confianza. Si compartes con él algún miedo que tu tuviste a su edad y lo que te ayudó a vencerlo, le ayudarás a que vea que es algo pasajero y posible de superar.
3. Respeta y acompaña su ritmo
Aceptar el miedo de tu hijo/a y acompañarlo sin forzarlo a hacer nada que no esté preparado, le permitirá ganar seguridad. Prepararlo/a para vivir los cambios que puedan generar inquietud como una separación, mudanza, cambio de cole, le ayudará a vivirlos con más serenidad.
4. Haz de modelo de actuación
Si le muestras a tu hijo/a cómo te acercas a un perro, te metes en el mar, manejas el fuego, subes a un lugar alto, será más fácil que pueda reproducirlo y confiar en que puede hacerlo con seguridad.
5. Educa en la prudencia
Si bien hay que procurar no sobreproteger ni contagiarles nuestros propios miedos, es bueno explicarles los potenciales riesgos de ciertas acciones para que sean conscientes de la importancia de cuidarse sobre todo cuando no están acompañados de por un adulto responsable. Sin embargo, es preferible no compartir con ellos, miedos y fobias irracionales que pueden interferir en su exploración del entorno y perpetuar miedos heredados.
6. Fomenta su autonomía y valorar su iniciativa
Para favorecer la superación de un miedo, por ejemplo a estar solo/a cuando se va a dormir; puedes proponer a tu hijo/a hacerlo mediante pequeños retos que estableceréis juntos. Puede ser quedarse sola/o el tiempo que dura una canción y si se consigue felicitar el logro para reforzar el comportamiento deseado.
7. Explica para qué sirve el miedo
Si explicas que tener miedo es humano y su función es protegernos, le permites sentirse comprendido y confiar en que vas a estar ahí. Racionalizar los miedos favorece que tu hijo/a comprenda porque aparecen, entienda que son pasajeros y que desaparecerán conforme gane en confianza y seguridad.
8. Pide ayuda profesional si el miedo se prolonga o paraliza
Si el miedo se prolonga, se intensifica o genera un sufrimiento insoportable para tu hijo/a y no consigues ayudarlo a gestionarlo favorablemente, es conveniente pedir ayuda para superarlo lo antes posible y que no se cronifique.
Trucos para vencer los miedos
1. ETIQUETALO para reconocerlo: miedo a la oscuridad, a los bichos, a estar solo
2. DALE FORMA para mirarlo a la cara: haz un dibujo, un muñeco con arcilla..
3. PONLE UN NOMBRE para hacerlo tu amigo: ridiculín, miedosín
4. HABLA CON ÉL para saber si te protege o te limita
5. COMPÁRTELO para que los demás te ayuden a vencerlo
6. HAZ ALGO CON ÉL para quitarle fuerza, prueba a meterlo en un cajón, tirarlo por el váter...
Utiliza herramientas poderosas
1. El spray abracadabra: convierte TU MIEDO en...Lo que más te guste (ositos amorosos, ranas saltarinas)
2. El fantasma come miedos: se los traga de un bocado
3. La capa mágica del valor, de la confianza, Y del amor: puesta ya no sientes miedo
4. El grito huracanado: asusta a tu miedo
5. El abrazo amoroso: al abrazarLO, tu miedo se hace pequeñito
