Educación emocional en el aula con ejemplos práctico
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20 de diciembre de 2023Adolescencia proviene del latin adolescere que significa “florecer y crecer”. Es una etapa convulsa marcada por los cambios físicos, mentales y emocionales que experimentan los adolescentes en su paso de la infancia a la adultez. En este proceso conocido como pubertad surgen una serie de necesidades vitales que como padres tendremos que acompañar con el fin de que nuestros hijos sigan desarrollándose como personas.
¿Qué florece en la adolescencia?
La necesidad de afirmar nuestra identidad como persona única y genuina. Con nuestra particular forma de ver la vida, de pensar, sentir y expresarnos. A veces para lograr mostrarse y reafirmarse como ser individual, necesitan cuestionar, rechazar o enfrentarse a los patrones familiares o a las convenciones sociales establecidas.
Como progenitores a veces nos cuesta entender esta oposición porque olvidamos que nosotros también tuvimos esa necesidad siendo adolescentes de encontrar nuestro propio camino y hacerlo desde nuestra propia visión del mundo. Porque como expresa Khalil Gibran en su poema sobre los hijos : “tus hijos no son tus hijos ………. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer” Esa es una de la razones por las que a veces los padres y los hijos no llegamos a entendernos. Nuestras concepciones de la vida son diferentes y tenemos que poder compartirlas de forma abierta y libre para lograr entendernos.
También florecen las ganas de independencia, al igual que cualquier mamífero llega un momento en la vida en el que sentimos la necesidad de valernos por nosotros mismos, sintiendo que ya no necesitamos la protección y la seguridad de nuestros padres y que podemos vivir nuestra vida. El ímpetu de los adolescentes por ser autónomos y querer demostrar que pueden hacer las cosas a su manera, choca muchas veces con la necesidad intrínseca como padres de proteger y controlar que las cosas se hagan como “se debe”. Y esta cuestión es la que ocasiona más tensiones, conflictos y desencuentros entre padres e hijos.
¿Qué es lo que “se debe hacer”, “qué es lo que está bien”?
¿Cuáles son los criterios válidos para acompañar a los adolescentes a desarrollarse como adultos sanos y conscientes?
Esta cuestión puede llevar a un gran debate en el que los puntos de vista serán infinitos y aún así podemos encontrar criterios comunes que beneficien a la armonía familiar.
Para ello considero que es clave:
- Tener espacios de comunicación sincera y respetuosa en los que dar voz al adolescente para que exprese sus necesidades y su visión de la vida.
- Brindarle escucha y apoyo para que se sienta segura/o de compartir lo que le preocupa.
- Favorecer debates sobre temas que puedan generar dudas a nuestros hijos.
- Compartir momentos fuera de la rutina que invitan a abrirse y mostrarse más libres para expresarse: salidas fuera de casa, cine, excursión, viajes…
Además de florecer, la adolescencia es una de las etapas vitales de mayor crecimiento y transformación. Nuestro cuerpo sufre una transformación importante que en muchas ocasiones se hace difícil de aceptar porque no nos reconocemos con ese nuevo aspecto, que sentimos nos expone más y nos hace vulnerables. Nos crecen partes del cuerpo, nos cambia la voz y todos estos cambios están fuera de nuestro control. Las hormonas se revolucionan, crecen las pulsiones sexuales. Una montaña rusa de sensaciones, emociones y pensamientos que como si fueran los ingredientes de un cóctel explosivo, se agitan dentro de mí. A veces se hace poco apetecible vivir en estado permanente de convulsión y que sin embargo forma parte del crecimiento que está operando dentro.
¿Qué cambios sufren durante esta etapa?
Crece y se actualiza el cerebro, pasa del cerebro infantil al adulto. Como lo explica el psicólogo Rafa Guerrero, el cerebro durante la adolescencia sufre una actualización de su software lo que provoca que durante un tiempo convivan dos versiones que muchas veces generan disfuncionamientos. Los adolescentes viven momentos de contradicciones internas en las que dudan: sobre sí mismos, sobre quiénes son y lo que quieren, esto le hace sufrir; todavía más cuando a su propia incomprensión se suma la de sus padres. Para los adolescentes es crucial, poder contar con el apoyo y la comprensión familiar para vivir este proceso de cambio como una etapa de aprendizaje y crecimiento.
A la vez que se actualiza el cerebro, se amplía la mirada hacia el exterior. Para el adolescente abrirse al mundo es una necesidad imperiosa y en ella juega un papel fundamental, el salir del nido familiar para explorar el entorno social, a través de los compañeros y amigos. Además de querer encontrar la identidad personal también necesita sentirse parte de un grupo en el que sentirme integrado compartiendo ideologías, gustos musicales, hobbies. Nace el sentido de pertenencia, que responde a la necesidad de protección y seguridad que me da la “manada”. Ya que sin protección mi integridad física se siente vulnerable a los ataques como desgraciadamente vemos con los casos de acoso escolar.
Por último el/la adolescente reivindica su independencia y lograr su integración social, necesita ser visto y reconocido cómo tal. Sin este paso, el o la adolescente no logra su propósito de ser alguien por sí mismo. Más allá de su familia, más allá de sus amigos, más allá del entorno.
¿Por qué es tan importante el proceso de transformación?
Este proceso se asemeja al de una mariposa. Durante una parte de la vida, la infancia viven con una forma y una estructura familiar que les da un marco y condiciona su crecimiento. Hasta que llega un momento que esta forma ya no es suficiente para seguir desarrollando todo el potencial que hay dentro. Es ahí cuando entran en proceso de transformación; están dentro de la crisálida reordenando y actualizando su sistema para adaptarlo a la nueva forma de vivir. Finalmente se transforman en una mariposa y alzan el vuelo para vivir de forma independiente.
¿Qué necesito como madre o padre para acompañar de forma constructiva este proceso?
Tienes que recordar lo siguiente:
- Yo también lo he vivido, también pasé momentos de sentirme perdida, de no encontrar sentido a mi vida, incluso de querer desaparecer.
- Yo también quise experimentar cosas nuevas que me hicieran sentir vivo y dieran sentido al momento y me dieran ganas de seguir aprendiendo.
- ¿Qué me hubiera gustado escuchar o tener en ese momento?
Con toda esa experiencia de vida que atesoramos como adultos ahora podemos acompañar a completar su efecto mariposa; dándoles voz, siendo comprensivos y compartiendo nuestras propias experiencias vitales.
En Efecto Mariposa apoyamos esta transformación facilitando que los adolescentes se conozcan mejor a través de nuestras terapias y nuestros talleres de Habilidades Sociales.
Imágenes de Freepick